El arte napolitano del belén y San Francisco de Asís? Una unión llena de historia...
San Francisco de Asís es considerado comúnmente el "padre del belén". En la Navidad de 1223, tras obtener el permiso del papa Onofre III, creó el primer belén en un bosque cerca de Greggio (un lugar que le recordaba a Belén). Erigió un pesebre dentro de una cueva y colocó un burro y un buey vivos en su interior, pero sin la Sagrada Familia. Luego pronunció su famoso sermón navideño ante una gran multitud, haciendo que la historia de la Navidad fuera accesible y comprensible para cualquiera que no supiera leer. Tan solo tres años antes de fallecer, aquel cuerpo fraterno, desgastado por una vida vivida en humildad, creó algo que influiría en los siguientes 800 días de Navidad. La de Francisco no es la primera representación de la Natividad: se pueden encontrar imágenes que narran este episodio ya en el siglo III, con la representación de la Virgen con el Niño Jesús en las catacumbas de Santa Priscila en Roma. Originalmente, la palabra presepe ni siquiera se refería a la Natividad, sino que proviene de la fusión de dos palabras latinas: prae, que significa delante, y saepes, que significa recinto. Por lo tanto, presepe significaba originalmente el "lugar delante del recinto", es decir, un pesebre, el que Francisco había creado para narrar el nacimiento del Niño Jesús de una manera completamente nueva. ¡Precisamente por eso es especial el belén de Francisco! Su sencilla pero innovadora representación de la Natividad aún se recuerda hoy como el primer belén viviente, y quizás sea gracias a ese primer pesebre, creado hace 800 años para albergar un burro y un buey, que el belén se sigue llamando así.